En el día de hoy Metallica estarán encabezando por cuarta vez una jornada del Festival de Reading, que se celebra durante este fin de semana y es uno de los más exitosos de las islas británicas. Sin embargo no es de actualidad de lo que quiero hablar, sino aprovechar para echar la vista atrás y recordar una de las ediciones más famosas del festival, la de 1992, la que consagró a una banda que marcó toda una generación.
El cartel del Reading Festival del 92 lo ves a día de hoy y resulta impresionante, sin necesidad de recurrir como el de este año a cientos de artistas, y sí al “menos es más” que a mí ya hace tiempo que me pasa con los festivales, calidad versus cantidad. Reading en aquel año se hallaba ante su cuarta edición y había crecido enormemente desde aquel verano del 89 en que New Order encabezaban el primer cartel. Podíamos ver a grandísimos artistas en lo mejor de sus carreras o en la parte ascendente de las mismas: Smashing Pumpkins todavía no se habían consagrado de manera definitiva pero ya se situaban muy arriba en el cartel, por encima de la Rollins Band del amigo Henry, o los Therapy? anteriores al bombazo que supuso “Troublegum”. El cartel leía como una especie de quién es quién en la escena alternativa de los primeros 90: Buffalo Tom, Pavement, PJ Harvey o Teenage Fanclub. Nunca he sido muy fan de esa hornada de grupos aunque los escuché en posteriores álbumes, pero sí de cuatro galeses bastante más combativos y que atendían al nombre de Manic Street Preachers.
Con el malogrado Richey James a la guitarra los Manic tan sólo tenían un álbum bajo su brazo, el extraordinario “Generation Terrorists” y allí que lo defendieron, delante de un público con tanta energía como los cuatro jovencitos, y viendo esas imágenes es como mejor nos podemos dar cuenta de la dimensión del festival y también de las ganas de pasarlo bien de los asistentes.
Public Enemy encabezaban el sábado, y eran realmente populares en UK en aquella época. Podría parecer que no encajaban tanto en un cartel tan indie, pero dentro del eclecticismo natural del festival (que en la primer edición había incluido a los Swans de Michael Gira en el cartel) tenía sentido, mucho más que por ejemplo ver al idiota de Kanye West Kardashian este año en Glastonbury.
Y por supuesto Chuck D y Flavor Flav, apoyados por la formación original con Terminator-X a los platos y con el Professor Griff comandando a los S1Ws, dieron toda una lección de energía y mensajes socio-políticos. Su último álbum “Apocalypse 91… The Enemy Strikes Back” era muy bueno, y era el típico grupo en estado de gracia tras los espectaculares “Fear of a Black Planet” e “It Takes a Nation…”
El domingo, L7, que han vuelto y tendré que hablar de ellas algún día, fueron sin duda una de las atracciones del festival, incidente de Donita incluido, y tanto sus paísanos Mudhoney, Screaming Tress y Melvins como una leyenda de la altura de Nick Cave sirvieron para calentar el ambiente para el cabeza de cartel del domingo, Nirvana.
Y bien, finalmente llegó el turno del trío de moda, con Cobain apareciendo en el escenario en una silla de ruedas, Novoselic bromeando, Kurt tirándose al suelo y cuando finalmente toma su guitarra y comienzan los primeros acordes de “Breed” aquello se viene abajo. Eso eran Nirvana, estos 3 minutos del trío definen muchas cosas y el que quiera ver esta actuación al completo puede degustarla en el “Live at Reading” que se publicó de manera oficial hace unos pocos años, y también está entera en YouTube. El reinado de Nirvana fue efímero, y muchos todavía no se explican qué fórmula mágica tenían Kurt y sus colegas entre manos, pero lo cierto es que nadie puede negar su impacto en la música del siglo XX y que todavía sigue muy presente a día de hoy.
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