Siempre hay algún álbum interesante que pasa desapercibido para el gran público y que a mí me parece un clásico en toda regla, y que probablemente quedará relegado a obra de culto para unos pocos.
Luego también ocurre que hay álbumes que los empiezas a disfrutar en algún momento concreto y eso hace que les tengas especial cariño, que en muchos casos es la razón por la que nos gustan tanto determinados temas, discos o grupos y es porque los contextualizamos, y en cambio para alguien que no estuvo allí en ese momento no le encuentra la gracia.
En fin, viene todo esto a colación porque durante mi viaje a Londres para ver el Black Sabbath Time le di unas vueltecitas al primer álbum de este grupo llamado Darkhaus, que hasta el momento me había gustado mucho con temas sueltos como ese impresionante «Barrel of a Gun»; pero fue en este viaje cuando me enganché al álbum entero, que se ha convertido en una de las más gratas sorpresas de los últimos meses y recurrente banda sonora de mi vida en los últimos meses.
Darkhaus es un grupo multinacional con un estilo relativamente ecléctico de música rockera, con toques electrónicos, cierta oscuridad como para aparecer en las revistas alemanas del ramo y un cantante con una voz que destaca por el lado positivo, muy bueno el tipo. Por lo que he podido leer, la estrategia de marketing de su compañía los ha intentado vender como un grupo con miembros de diversa procedencia nacional, lo cuál para mí es una absoluta chorrada en 2014. ¿A mí que me importa si los tíos son cada uno de un país? Se entienden por supuesto en inglés, se mandarán las ideas para las canciones vía intercambio de archivos, cloud o como quieran, y si acaso se juntarían para grabar el disco y hoy en día ni siquiera necesitas eso, cada uno puede grabar sus partes donde quiera.
Durante mi primer acercamiento, para mí lo más atractivo del proyecto era sin duda la presencia de uno de los dos americanos del grupo, el señor Gary Meskil, una leyenda del thrashcore metido ahora en la música oscura, pero que en los 80s nos deleitó con Crumbsuckers y a partir de los 90 con su banda más conocida, los fieros Pro-Pain. Los neoyorquinos nunca han conseguido superar su descomunal primer larga duración, «Foul Taste of Freedom» pero siguen siendo un grupo que en directo merece mucho la pena.
Así pues con Meskil al bajo y otros compañeros en grupos poco conocidos la banda ha grabado esta obra titulada “My Only Shelter» y que es un soplo de aire fresco en la escenara rockera actual. Es música muy comercial, para qué negarlo, pero cuando las canciones tienen gancho y se dejan escuchar de esta manera, da gusto ponerse un disco donde cada tema es mejor que el anterior. A la ya comentada «Barrel of a Gun», que debería ser un clásico para ser coreado en cualquier festival, se pueden añadir los comerciales singles “Ghost» y “Life Worth Living» pero son pequeñas joyas como el oscuro medio tiempo «Hour of Need» los que convierten el álbum en una delicia para los oídos.
Al pertenecer a una distribuidora alemana y estar la mayoría de sus miembros basados en tierras germanas o cerca, ha sido en esta tierra donde hasta ahora han podido disfrutar con el directo de Darkhaus, todavía relegados a grupo telonero de grupos como Eisbrecher o los medievales Subway To Sally, bandas que gozan de gran popularidad entre la audiencia rockera más o menos oscura del centro de Europa.
En fin, para los pocos que les conozcamos, estemos atentos porque este es un grupo que debería crecer con cada lanzamiento, y a la menor oportunidad verles en algún festival alemán o de tesoneros de algunos grupos grandes.
Me han dado ganas de oirlo! Gracias!!!