Hoy me he enterado que The Elijah, uno de los grupos revelación del año pasado gracias a ese tremendo «I Loved I Hated I Destroyed I Created», se han separado después de finalizar su tour europeo la semana pasada. Y me fastidia, porque esta gente tenía bastante potencial para poder salir del underground y saltar a las ligas mayores, y porque nunca llegué a verles en directo.
En el ya mencionado primer y único álbum de estudio que el grupo deja como legado, The Elijah partían del post-hardcore, e incluso del post-metal y les daban una vuelta de tuerca, haciéndolos accesibles, combinándolos con unas orquestaciones muy chulas, pasando de la agresividad del metal a momentos de post-rock, creando extraordinarias atmósferas y dinámicas que les convertían en un maravilloso híbrido, por momentos delicado y en otros momentos intenso, que dejaba bien a las claras cuáles eran sus influencias.
Esta era una banda que además se salía de los estándares: giraban con muchos otros grupos a los que no se parecían estilísticamente demasiado, creaban camisetas con diseños propios en todo tipo de colores siendo el negro casi el menos común, provenían de un pueblo perdido de Inglaterra… es decir, unos outsiders en toda regla. Es más, estuve muy tentado de ir a Londres a verles tocar, porque anunciaron un concierto con un cuarteto de cuerda, pero al final la cordura (¿un grupo con un disco?, ¿qué tal serán en directo?, tocaban el mismo día que otro concierto super-interesante en Londres) hizo que me quedara en casa. Y bien, ese concierto en el Underworld londinense es lo que ahora nos queda como legado en DVD y CD, y precisamente al leer hoy sobre su desaparición como banda no he podido más que pedirlo, a la espera de ver si les sobran esas famosas camisetas de la reciente gira.
RIP The Elijah (hasta que se reúnan, claro)
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