De acuerdo, vivimos en una era en la cuál tenemos el canal de videos musicales más potente, más global de la historia en YouTube, el perfecto escaparate donde los artistas pueden captar la atención de más posibles espectadores que nunca. Ahora bien, la competencia es feroz tanto por número de artistas y de videos como por la dificultad en que los encuentren. Y a eso se suma el que cada vez las compañías disponen de menos presupuesto para videoclips para promocionar a sus artistas. Con lo cuál, si no disponemos de un inmenso presupuesto para luego promocionarlo, ¿para qué siquiera hacerlo? Muchos artistas y discográficas reconocen que hoy en día los grandes presupuestos para videoclips se han terminado.
Ok, este es el vaso medio vacío, ¿lo vemos medio lleno?
Cada vez hay más gente ahí fuera con ganas de crear sus propios videoclips, fundamentalmente en formato animación, como lo demuestra el enorme número de centros de formación dedicados a impartir estas tecnologías. A su vez, los diversos dispositivos que utilizamos cada vez con mayor frecuencia disponen de capacidades de creación y edición cada vez más sofisticadas, pero cada vez más fáciles e intuitivos de utilizar por todos los usuarios dedicados a este trabajo o a este hobby.
Y algunos de estos usuarios, y quizás algunos de los más avanzados, pueden ser fans de la música de cualquier artista… es más, de fans pasan a prescriptores, y de ahí a colaboradores.
Por ello, cada vez hay más videos en YouTube que son «fan-made», es decir, creados por anónimos artistas, una auténtica legión únicamente armada con sus ordenadores, su imaginación y sus ganas. Ejemplos de artistas que piden ideas a sus fans sobre videos o incluso eligen el video entre aquellos enviados por sus fans los hay en abundancia hoy en día. Ahora bien, ¿qué pasa cuando no es el artista o su entorno el que lo solicita, sino que los propios autores los crean?
Y a veces ni siquiera hace falta crear los contenidos, basta con saberlos unir, el perfecto «matching». Y llegamos al que para mí es el mejor ejemplo de la simbiosis entre ambos creadores de contenidos, el visual y el musical, y es que un día hace unos años, un fan de VNV Nation decidió coger este video del artista Andy Huang llamado «Doll Face» y ponerle como banda sonora la canción «Illusion» de los británicos.
El resultado es espectacular: por un lado, todo el mundo asumió que ese video fue hecho para esa canción, algo que la propia banda se tuvo que encargar de desmentir. Por otro lado, el clip se convirtió en la pieza más famosa de su creador, que nunca habría podido conseguir semejante repercusión y notoriedad en YouTube sin una banda sonora adecuada. Posteriormente, y con 3,5 millones de vistas, el video fue bajado de YouTube a petición de su creador… ¿problemas de copyright?… ¡para nada!, simplemente que los fans de la banda le acusaban de «plagio del video de VNV Nation». Podemos leer la historia completa aquí, y por otro lado, y como ya sabemos que poner vallas al campo es muy difícil, el video sigue disponible en YouTube subidos por otros usuarios. Por cierto, hoy en día Andy Huang realiza videos para Bjork y Sigur Ros…
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